El actual director técnico de Deportes Antofagasta y agremiado a AGEFUCH, recordó sus inicios como entrenador, la hazaña internacional con Coquimbo Unido y lo que su corta pero intensa carrera le ha dejado de cara al futuro.
¿Cómo valoras tus experiencias en divisiones más bajas en el inicio de tu etapa como director técnico?
Bien. Siempre quise ir quemando etapas. A algunos les toca la vuelta un poquito más larga, remarla un poquito más de abajo y ese fue el caso mío. Me tocó Malleco en Segunda Profesional; Deportes Concepción, Rangers y Coquimbo en Primera B, y también se suma un paso por Deportes Temuco en la jefatura técnica de divisiones menores. Lo valoro muchísimo, tengo los mejores recuerdos aprendiendo y tomando experiencia. Después, uno trata de llevar eso a la división en la cual está, pero siempre agradecido de los lugares que te llevan a estar donde estás.
¿Te interesa el ámbito formativo?
En el fútbol uno no puede descartar nada, si bien ahora estamos en lo más competitivo, la parte formativa siempre llama la atención. Para trabajar con niños uno necesita mucha vocación, pero sí hay trabajo formativo a nivel selección o en jefatura técnica y, en algún momento, uno puede llevar todo lo que ha aprendido como jugador y como entrenador hacia la gente joven para que puedan ir surgiendo.
Pasando a tu experiencia en Coquimbo, ¿te esperabas el éxito internacional que tuvieron?
No, en su momento no. Nosotros fuimos solamente con la misión de salvar al equipo del descenso y lamentablemente no lo pudimos cumplir. En el momento en que íbamos avanzando en la copa internacional, sobre todo para la gente de Coquimbo, fue demasiado lindo, llamativo y reunimos a una ciudad como hace mucho tiempo no lo hacía. Hubo muchas caravanas, muchos banderazos y a uno se le va abriendo el apetito, con lo que quizás dejamos de lado el torneo nacional.
Son situaciones que uno debe ir viviendo. Al principio no lo esperaba, después vimos el rendimiento y fuimos avanzando y viendo lo sólido que se hacía el equipo. Cuando ya te toca Junior de Barranquilla uno piensa: “Si hago una buena llave, podré competir bien”, uno no piensa en ganar. Junior, solamente con un jugador, casi cubría la planilla nuestra. Y ellos fueron un hueso más duro y quizás pensamos en algún momento quedar fuera, pero hicimos una llave muy buena, muy contundente. De ahí para adelante, nosotros nos ilusionamos hasta con salir campeones de la Sudamericana, imagínate a lo que llegamos.
Después, lamentablemente, se juntaron muchísimos partidos y, aparte, viajamos mucho. El tema de los PCR también te cortaba el poder entrenar. En el último tiempo jugamos 9 partidos en 25 días y eso nos pasó la cuenta en el campeonato. Si no hubiésemos estado en la copa, ese equipo se salvaba tranquilamente del descenso. Pero nos quedamos con una ciudad completamente ilusionada, un equipo al cual le dimos historia.
¿Cuál fue el factor clave para que se diera esa campaña?
Yo creo que hay de todo. Siento que se conjugan cosas. Primero, un equipo con hambre y competitivo pese a la poca experiencia. Éramos fuertísimos de cabeza, nos encerramos en búsqueda de un objetivo y estuvimos cerca de una hazaña mucho mayor.
Había, además, gente de mucha experiencia que nos colaboró muchísimo: lo que fue Pereyra, lo que fue Cano, lo que fue Mauricio (Pinilla) desde afuera, lo que fue Manríquez en su momento, lo que fue Berardo con su carisma, Luis Pedro Figueroa y otros.
Por supuesto que se suma lo más lindo que nos tocó: ver los banderazos, la ciudad, la gente, los buses llenos. Nosotros nos demorábamos cuatro horas desde el estadio al aeropuerto y eso era un golpe anímico que recibíamos.
A nivel general, ¿cómo le gusta a Juan José Ribera que jueguen sus equipos?
A nosotros nos gusta un fútbol directo, de transiciones rápidas, dinámico. Si bien nos gusta que nuestros equipos tengan el balón, nos gusta también que sean agresivos con él. No me seduce tanto superar al rival en tenencia de la pelota como sí lo hace el sobrepasarlo en remates al arco, llegadas, en ataques rápidos. Buscamos siempre el arco rival y ser solidarios a la hora de defender.
Basamos mucho nuestro juego en la voluntad, en todo sentido: en el sacrificio, en el orden, en el trabajo. Tratamos de, al jugador talentoso, agregarle un poco de cultura táctica.
¿De qué manera se va formando ese estilo de juego?
Es difícil responder esa pregunta. Uno va tomando cositas de algunos entrenadores que tuvo, de lo que ve afuera y de lo que siente que le da resultados. A nosotros nos preguntaban por mucho tiempo por qué jugábamos con línea de tres. Hoy jugamos con cuatro porque este equipo está conformado para eso, pero en Audax y Coquimbo jugaban con línea de tres. Somos flexibles a la hora del sistema, vamos buscando lo más cómodo para el jugador.
Me quedó lo arriesgado que fue Barticciotto cuando me dirigió en la U. de “Conce” con línea de tres y ofensivo, el orden de los equipos del “Nano” Díaz, la intensidad de los entrenamientos de Juvenal… Uno va sumando cosas de lo que vivió y agrega otras llamativas: me gusta mucho el Atalanta, me gusta mucho el Inter. Se trata de adecuarse a los jugadores también, porque se tienen muchas ideas en la cabeza pero prima lo más cómodo para ellos.
Muchas veces se dice que cuando el entrenador va cambiando su sistema es porque está confundido, pero yo pienso lo contrario: a veces cambian para sorprender al rival, porque creen que es lo mejor para el equipo o por lo que el rival puede hacer.
¿Cómo se conformó el cuerpo técnico con Fernando Solís y Federico Elduayen?
Nosotros con Fernando trabajamos desde Coquimbo en la primera etapa. Fuimos compañeros mucho tiempo de equipo y estudiamos juntos, por lo que siempre pensamos que podíamos trabajar a futuro. Con “Fede” lo mismo, fuimos compañeros y él está desde la misma época de Coquimbo. Es gente en la que confío y conozco.
¿Qué te aportan ellos en el día a día?
De todo, no es solamente una cosa. El aporte en el día a día, en qué creen que es mejor para el equipo, en el trabajo, en qué ven en los entrenamientos y los partidos. Somos mucho de conversar, que las cosas se digan y se elija lo mejor para el equipo con la mayor información posible. Cada uno hace muy bien su labor.
Viendo el presente, ¿para qué está este Deportes Antofagasta?
Antofagasta es un plantel armado para estar en puestos de copa. Está para la parte alta y ojalá ilusionarnos con algo más. Está muy bien conformado, con muy buenos jugadores, muy buenos para trabajar, muy profesionales y dedicados. Creemos que estamos un poco al debe todavía, tenemos que sumar más puntos, pero hemos mejorado en los últimos tres partidos del campeonato.
¿Qué le dirías a los entrenadores que recién comienzan y tal vez les toca el camino largo como a ti?
Yo siempre digo lo mismo cuando tengo charlas o converso con gente que quiere entrar: atrévanse. A veces uno espera un momento indicado, pero es relativo eso. Uno debe atreverse sin temor, cuando inicias no tienes por qué saberlas todas. Uno comete errores, aprende, corrige, suma experiencias y eso te va haciendo mejor entrenador o tener una mejor capacidad de manejar situaciones a futuro.
A mí me pasó. Siempre pensé: “ojalá estudiar después de retirarme, perfeccionarme, ir a Europa, ver cosas y después dirigir”, pero resulta que al día siguiente que me recibí, estaba dirigiendo.
¿En qué momento se encuentra y para qué está Juan José Ribera?
Para seguir trabajando. Nos ha tocado vivir tanto en el último tiempo… Cuando llegamos a las semifinales de Copa Sudamericana algunos decían que debíamos estar en un equipo grande y, al mes, estábamos descendiendo y casi que ya no servía para nada. El fútbol es así. Somos un cuerpo técnico que está para sumar experiencias. Siento que hemos logrado cosas en todos los lugares: en la primera etapa con Coquimbo salvamos del descenso y después terminamos terceros en la tabla. En Rangers nos tocó ir a salvar al equipo también y lo cumplimos con creces. Después, nos tocó ir a Audax y llegamos a una final de Copa Chile, al año siguiente nos metimos a una copa internacional y luego vino la segunda etapa con Coquimbo. Hoy, en Antofagasta, queremos seguir logrando cosas.